¡¡¡AVISOS SEMANALES!!!

Estos días la prensa local ha informado que en nuestra ciudad fallecieron DOS PERSONAS SIN HOGAR. Dentro de las obras de misericordia espirituales está orar por los vivos y los difuntos, por lo que tendremos una misa por estas dos personas para presentarlos a la misericordia de Dios. Seguramente ambos habían sido bautizados y quizás hicieron la Primera Comunión. Tengo el convencimiento de que Dios estuvo a su lado especialmente en la recta final de su vida. No es cristiano que alguien fallezca y no sea acompañado por la oración y la celebración de lo más grande que tenemos, la Santa Misa, expresión del amor de Jesucristo por todos y cada uno de nosotros. No sabemos si tienen familia de sangre, pero nosotros somos familia espiritual. Aunque no tuvieran vivienda, son hijos de Dios y queremos rezar por ellos para que disfruten del hogar que Dios nos ha preparado en el cielo.


En este sentido os animamos a reservar MISAS GREGORIANAS (30 misas seguidas) por alguna persona fallecida. Es una práctica muy antigua en la Iglesia y que beneficia espiritualmente al difunto y da paz a los que la solicitan. Se celebran en la Basílica, a las 9:30 h. de la mañana, y tienen valor infinito aunque la familia no pueda asistir.


Los miércoles rezamos el VÍA CRUCIS antes de la misa de la tarde, a las 19:30 h., y los viernes después de la misa de las 20:00 h.


Son días de ABSTINENCIA DE COMER CARNE todos los viernes de Cuaresma. Esta norma obliga a partir de los 14 años.


Empezamos CURSOS PREMATRIMONIALES el sábado 6 de marzo. Información e inscripción en el Despacho Parroquial.


Reiteramos nuestro agradecimiento a la Xunta de Galicia por las obras que está haciendo en los tejados de nuestra iglesia parroquial, edificio catalogado como B.I.C. (Bien de Interés Cultural). La COLECTA del último domingo de mes es para acometer otras obras. Ahora es urgente cambiar todo el tejado de la antigua Casa del Sacristán. ¡Gracias por vuestra colaboración!


La prensa escrita también se hizo eco de que “una profesora italiana dejó una herencia de 25 millones de euros a distintas organizaciones y entidades caritativas”. Esta práctica era algo habitual hasta hace poco tiempo. Se trataba de una manera concreta de vivir la limosna. Lógicamente a la hora de hacer un testamento la familia es lo primero, pero se puede dejar un bien concreto, una propiedad o hacer un donativo a Manos Unidas, a Cáritas o a la Parroquia. En Pontevedra tuvimos casos recientes de personas de Iglesia que fallecieron sin testamento ni herederos por lo que sus bienes y especialmente algunos objetos religiosos que tenían quedó en manos de la administración autonómica. En este sentido es loable cuando alguien decide que en su primera comunión, boda, aniversario de matrimonio o exequias, en lugar de regalos o flores, ese dinero se destine para labores de evangelización y obras de caridad. 


¡¡¡NUEVAS NOTICIAS DEL PADRE RODOLFO!!!

El padre Rodolfo, es un sacerdote que actualmente está llevando a cabo su labor pastoral en Nicaragua, cerca de la frontera con Honduras. En alguna ocasión ha visitado personalmente esta comunidad parroquial de Santa María la Mayor de Pontevedra y, cuando la crisis sanitaria ha impedido sus desplazamientos a la península, hemos podido contar con su testimonio a través de algunas de sus experiencias, que tan generosamente ha querido compartir con nosotros.

Las últimas noticias que hemos tenido sobre él es que ha estado ingresado por coronavirus, dolencia de la que ya se encuentra repuesto. Precisamente, sus esperanzadoras palabras nos ayudan a comprender mejor cómo ha vivido esta enfermedad en primera persona.


En otro orden de cuestiones, también nos envía fotos de una serie de cursos de formación catequética y de animadores que actualmente, está llevando a cabo en las parroquias de su región.












¡¡¡AVISOS SEMANALES!!!

Durante la Cuaresma, en la Basílica, los miércoles rezamos el VÍA CRUCIS a las 19:30 h. y los viernes después de la misa de las 20:00 h.


Son días de ABSTINENCIA DE COMER CARNE todos los viernes de Cuaresma. Esta norma obliga a partir de los 14 años.


También conviene abstenerse de reenviar por whatsapp mensajes falsamente atribuidos al Papa o a otros autores. Ese tipo de envíos despistan, siembran dudas y distraen de lo esencial de la vida cristiana.


A partir del lunes 22 volvemos a tener CATEQUESIS PRESENCIAL ya que durante estas últimas cuatro semanas los padres y madres ejercieron de catequistas en casa. ¡Felicidades por vuestra implicación y responsabilidad!


Los sacerdotes de la parroquia siempre estamos disponibles, guardando la normativa sanitaria en vigor, para ir a VISITAR ENFERMOS a sus domicilios. Es importante que las familias respeten la voluntad de los ancianos que desean recibir los sacramentos de curación.

¡¡¡LECTURA CREYENTE DE LO QUE NOS ESTA PASANDO. POR JOSÉ MARÍA RODRÍGUEZ OLAIZOLA!!!

Conferencia de José María Rodríguez Olaizola, en la diócesis de Vitoria.


¡¡¡MENSAJE DE D. JULIÁN PARA LA CUARESMA!!!





 Vivir la fraternidad


Queridos diocesanos:


El Papa en su Mensaje para la Cuaresma nos dice que esta es un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad[1]. La Iglesia acompaña la vida, sostiene la esperanza y quiere ser signo de unidad para tender puentes, derribar muros, sembrar reconciliación[2]. En este proceso hemos de mantener nuestra identidad que siempre ha de ajustarse al Evangelio de Jesucristo, de lo contrario “habremos perdido la alegría que brota de la compasión, la ternura que nace de la confianza y la capacidad de reconciliación que encuentra su fuente en sabernos siempre perdonados-enviados”[3]. Este es el tono con que hemos de interpretar esta Cuaresma en el contexto del Año Santo Compostelano, año de la gran perdonanza, tiempo de gracia y bendición para los que sufren y han perdido la esperanza, y tiempo de sanación y de encuentro, en el que hemos de “aprender a cultivar una memoria penitencial, capaz de asumir el pasado para liberar el futuro de las propias insatisfacciones, confusiones o proyecciones”[4], apoyándonos en la tradición apostólica que fundamenta nuestra fe.


Llamada a la conversión


Reiteradamente oímos que la pandemia está generando una crisis religiosa, sanitaria, económica y social. Consecuencia de ello es el aturdimiento espiritual que manifestamos en no pocas ocasiones, mirando lo que acontece desde un punto de vista exclusivamente humano y no desde la fe pues el Señor sigue en la barca con nosotros. Y este aturdimiento se hace palpable desconfianza. Nos falta reflexión interior. “Si escucháis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Heb 3,7-8). No es extraño que el Señor como a sus apóstoles nos diga: “¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?” (Mc 4,40). La falta de fe genera siempre pesimismo espiritual, olvidando que “todo lo podemos en Aquel que nos conforta” (cf. Fil 4,13). En esta Cuaresma se nos llama a vivir la experiencia de la conversión como algo personal con un corazón nuevo, como una vocación a la que tenemos que darle respuesta permanentemente, tomando conciencia de la Providencia divina: “¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo de ellos se olvida Dios. Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. No tengáis miedo” (Lc 12,6-7; Mt 10,29-30). Son alentadoras las palabras de Pablo cuando escribe: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea de medida humana. Dios es fiel, y el no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación hará que encontréis también el modo de poder soportarla” (1Co 10,13). La esperanza, dice el Papa, es como agua viva que nos permite continuar nuestro camino, alentando y acompañando a los demás con gestos sencillos y amables. No olvidemos que la identidad del cristiano va unida a la participación en el Misterio de Cristo. Como subraya san Agustín, nosotros somos hijos de Dios por la acción de Jesucristo: Somos hijos en el Hijo (cf. Rom 8,14-17). “Sin una apertura al Padre de todos, no habrá razones sólidas y estables para el llamado a la fraternidad”[5]. No podemos olvidar nuestra condición filial irrenunciable: “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!” (1Jn 3,1). Esta gracia de hijos de Dios nos compromete a vivir la fraternidad que no tiene límites: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos” (Mt 5,44-45). La fe y la esperanza deben manifestarse en la caridad que “es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión”[6]. La Iglesia nos llama en este tiempo cuaresmal a practicar el ayuno, la limosna y la oración, actitudes que son el puente de la Cuaresma hacia la Pascua, sabiendo que nuestro único mérito es la misericordia de Dios como manifestaba San Bernardo.


24 Horas para el Señor


En este camino cuaresmal os recuerdo la celebración de las 24 horas para el Señor, que tendrán lugar el viernes 12 y el sábado 13 de marzo, dejándonos guiar por las palabras de Jesús a la pecadora perdonada: “Han quedado perdonados tus pecados” (Lc 7,48). En la adoración eucarística encontramos también el ambiente propicio para celebrar el Sacramento de la Reconciliación cuya experiencia nos lleva a ser misericordiosos con los demás. Pido que en las parroquias, en las comunidades religiosas y en nuestros Seminarios se programen momentos de adoración al Santísimo, lectura de la Palabra de Dios y celebraciones penitenciales en el contexto de esta celebración.


¡Buen camino hacia la Pascua! Os saluda con afecto y bendice en el Señor.


+ Julián Barrio Barrio,

Arzobispo de Santiago de Compostela.


 


[1] FRANCISCO, Mensaje para la Cuaresma de 2021.


[2]Cf. FRANCISCO, Fratelli tutti, 276.


[3] Ibid., 277.


[4] Ibid., 226.


[5] FRANCISCO, Fratelli tutti, 272.


[6] FRANCISCO, Mensaje…, 3.

¡¡¡COMO VIVIR LA CUARESMA!!!


1º)  Buscar el encuentro con Dios en el desierto a través de la ORACIÓN. ¡Hacer silencio exterior e interior! ¡Buscar un lugar tranquilo y retirado para meditar y orar! La iglesia debe ser un espacio de desierto por lo que es importante favorecer el clima de recogimiento especialmente antes y después de cualquier celebración. Hay que evitar charlas innecesarias para respetar el lugar y favorecer a los que quieren orar. Es mejor esperarse fuera del templo y charlar o dar recados en el exterior.



2º) El AYUNO, que nos invita a redescubrir lo esencial en nuestra vida. Es importante saber privarse de lo accesorio y saber que tenemos límites.


DÍAS PENITENCIALES.

 

Todos los fieles estamos llamados a hacer penitencia, cada uno a su modo. Para que todos nos unamos en alguna práctica común se han fijado unos días penitenciales en los que nos dedicamos especialmente a la oración, obras de caridad, cumplir con mayor fidelidad las propias obligaciones y observar el ayuno y la abstinencia.


En la Iglesia universal son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de Cuaresma. Todos los viernes del año, a no ser que coincida con una solemnidad, se guardará la abstinencia de carne o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal.



Son días del AYUNO el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Lo debemos vivir desde los 18 hasta los 59 años, pero a partir de los 60 se puede seguir haciendo si se desea.



Son días de ABSTINENCIA de comer carne, además de los anteriores, todos los viernes de cuaresma. Obliga a partir de los 14 años.



3º) La LIMOSNA debe derivar de las dos primeras. Se trata de llegar a ser escandalosamente solidario, sabiendo que la caridad verdadera no está de moda. Pero no olvidemos que nunca debemos fomentar la mendicidad. Una cosa es la limosna, el donativo y la ayuda, y otra es dar dinero en la calle.

Una manera concreta de vivir la limosna es realizando UN LEGADO. En un testamento la familia es lo primero, pero también se puede dejar un bien concreto, una propiedad o una cantidad a Manos Unidas, a Cáritas o a la Parroquia.

Las entidades sin ánimo de lucro no están sujetas al impuesto de sucesiones de manera que la donación íntegra se dedicará a los proyectos de Manos Unidas, a la labor de nuestra Cáritas o a la propia Parroquia. Más información en el Despacho Parroquial.

¡¡¡MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2021!!!

 «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén...» (Mt 20,18).

Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad.


Queridos hermanos y hermanas:


Cuando Jesús anuncia a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección, para cumplir con la voluntad del Padre, les revela el sentido profundo de su misión y los exhorta a asociarse a ella, para la salvación del mundo.


Recorriendo el camino cuaresmal, que nos conducirá a las celebraciones pascuales, recordemos a Aquel que «se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz» (Flp 2,8). En este tiempo de conversión renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo. En la noche de Pascua renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, para renacer como hombres y mujeres nuevos, gracias a la obra del Espíritu Santo. Sin embargo, el itinerario de la Cuaresma, al igual que todo el camino cristiano, ya está bajo la luz de la Resurrección, que anima los sentimientos, las actitudes y las decisiones de quien desea seguir a Cristo.


El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante.


1. La fe nos llama a acoger la Verdad y a ser testigos, ante Dios y ante nuestros hermanos y hermanas.


En este tiempo de Cuaresma, acoger y vivir la Verdad que se manifestó en Cristo significa ante todo dejarse alcanzar por la Palabra de Dios, que la Iglesia nos transmite de generación en generación. Esta Verdad no es una construcción del intelecto, destinada a pocas mentes elegidas, superiores o ilustres, sino que es un mensaje que recibimos y podemos comprender gracias a la inteligencia del corazón, abierto a la grandeza de Dios que nos ama antes de que nosotros mismos seamos conscientes de ello. Esta Verdad es Cristo mismo que, asumiendo plenamente nuestra humanidad, se hizo Camino —exigente pero abierto a todos— que lleva a la plenitud de la Vida.


El ayuno vivido como experiencia de privación, para quienes lo viven con sencillez de corazón lleva a descubrir de nuevo el don de Dios y a comprender nuestra realidad de criaturas que, a su imagen y semejanza, encuentran en Él su cumplimiento. Haciendo la experiencia de una pobreza aceptada, quien ayuna se hace pobre con los pobres y “acumula” la riqueza del amor recibido y compartido. Así entendido y puesto en práctica, el ayuno contribuye a amar a Dios y al prójimo en cuanto, como nos enseña santo Tomás de Aquino, el amor es un movimiento que centra la atención en el otro considerándolo como uno consigo mismo (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 93).


La Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros (cf. Jn 14,23). Ayunar significa liberar nuestra existencia de todo lo que estorba, incluso de la saturación de informaciones —verdaderas o falsas— y productos de consumo, para abrir las puertas de nuestro corazón a Aquel que viene a nosotros pobre de todo, pero «lleno de gracia y de verdad» (Jn 1,14): el Hijo de Dios Salvador.


2. La esperanza como “agua viva” que nos permite continuar nuestro camino   


La samaritana, a quien Jesús pide que le dé de beber junto al pozo, no comprende cuando Él le dice que podría ofrecerle un «agua viva» (Jn 4,10). Al principio, naturalmente, ella piensa en el agua material, mientras que Jesús se refiere al Espíritu Santo, aquel que Él dará en abundancia en el Misterio pascual y que infunde en nosotros la esperanza que no defrauda. Al anunciar su pasión y muerte Jesús ya anuncia la esperanza, cuando dice: «Y al tercer día resucitará» (Mt 20,19). Jesús nos habla del futuro que la misericordia del Padre ha abierto de par en par. Esperar con Él y gracias a Él quiere decir creer que la historia no termina con nuestros errores, nuestras violencias e injusticias, ni con el pecado que crucifica al Amor. Significa saciarnos del perdón del Padre en su Corazón abierto.


En el actual contexto de preocupación en el que vivimos y en el que todo parece frágil e incierto, hablar de esperanza podría parecer una provocación. El tiempo de Cuaresma está hecho para esperar, para volver a dirigir la mirada a la paciencia de Dios, que sigue cuidando de su Creación, mientras que nosotros a menudo la maltratamos (cf. Carta enc. Laudato si’, 32-33;43-44). Es esperanza en la reconciliación, a la que san Pablo nos exhorta con pasión: «Os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5,20). Al recibir el perdón, en el Sacramento que está en el corazón de nuestro proceso de conversión, también nosotros nos convertimos en difusores del perdón: al haberlo acogido nosotros, podemos ofrecerlo, siendo capaces de vivir un diálogo atento y adoptando un comportamiento que conforte a quien se encuentra herido. El perdón de Dios, también mediante nuestras palabras y gestos, permite vivir una Pascua de fraternidad.


En la Cuaresma, estemos más atentos a «decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan», en lugar de «palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian» (Carta enc. Fratelli tutti [FT], 223). A veces, para dar esperanza, es suficiente con ser «una persona amable, que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de tanta indiferencia» (ibíd., 224).


En el recogimiento y el silencio de la oración, se nos da la esperanza como inspiración y luz interior, que ilumina los desafíos y las decisiones de nuestra misión: por esto es fundamental recogerse en oración (cf. Mt 6,6) y encontrar, en la intimidad, al Padre de la ternura.


Vivir una Cuaresma con esperanza significa sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo nuevo, en el que Dios “hace nuevas todas las cosas” (cf. Ap 21,1-6). Significa recibir la esperanza de Cristo que entrega su vida en la cruz y que Dios resucita al tercer día, “dispuestos siempre para dar explicación a todo el que nos pida una razón de nuestra esperanza” (cf. 1 P 3,15).


3. La caridad, vivida tras las huellas de Cristo, mostrando atención y compasión por cada persona, es la expresión más alta de nuestra fe y nuestra esperanza.


La caridad se alegra de ver que el otro crece. Por este motivo, sufre cuando el otro está angustiado: solo, enfermo, sin hogar, despreciado, en situación de necesidad… La caridad es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión.


«A partir del “amor social” es posible avanzar hacia una civilización del amor a la que todos podamos sentirnos convocados. La caridad, con su dinamismo universal, puede construir un mundo nuevo, porque no es un sentimiento estéril, sino la mejor manera de lograr caminos eficaces de desarrollo para todos» (FT, 183).


La caridad es don que da sentido a nuestra vida y gracias a este consideramos a quien se ve privado de lo necesario como un miembro de nuestra familia, amigo, hermano. Lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca, sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad. Así sucedió con la harina y el aceite de la viuda de Sarepta, que dio el pan al profeta Elías (cf. 1 R 17,7-16); y con los panes que Jesús bendijo, partió y dio a los discípulos para que los distribuyeran entre la gente (cf. Mc 6,30-44). Así sucede con nuestra limosna, ya sea grande o pequeña, si la damos con gozo y sencillez.


Vivir una Cuaresma de caridad quiere decir cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia de COVID-19. En un contexto tan incierto sobre el futuro, recordemos la palabra que Dios dirige a su Siervo: «No temas, que te he redimido» (Is 43,1), ofrezcamos con nuestra caridad una palabra de confianza, para que el otro sienta que Dios lo ama como a un hijo.


«Sólo con una mirada cuyo horizonte esté transformado por la caridad, que le lleva a percibir la dignidad del otro, los pobres son descubiertos y valorados en su inmensa dignidad, respetados en su estilo propio y en su cultura y, por lo tanto, verdaderamente integrados en la sociedad» (FT, 187).


Queridos hermanos y hermanas: Cada etapa de la vida es un tiempo para creer, esperar y amar. Este llamado a vivir la Cuaresma como camino de conversión y oración, y para compartir nuestros bienes, nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria comunitaria y personal, la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre.


Que María, Madre del Salvador, fiel al pie de la cruz y en el corazón de la Iglesia, nos sostenga con su presencia solícita, y la bendición de Cristo resucitado nos acompañe en el camino hacia la luz pascual. 



Francisco

¡¡¡CARTA PASTORAL EN LA CAMPAÑA DE MANOS UNIDAS!!!




 “Corresponsabilidad del bien común”

Queridos diocesanos:

El Papa Francisco acaba de publicar una carta encíclica dedicada a la fraternidad y a la amistad social. Un contexto en que encuentra razón de ser la llamada a la corresponsabilidad del bien común en esta Campaña 62 de Manos Unidas, sabiendo que “no se sirve a ideas sino a personas” y que “como comunidad estamos conminados a garantizar que cada persona viva con dignidad y tenga las oportunidades adecuadas a su desarrollo integral”[1].

Promoción del bien común

“De la interdependencia cada vez más estrecha y extendida paulatinamente a todo el mundo se sigue que el bien común, esto es, el conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia perfección, se hace cada vez más universal y por ello implica derechos y deberes que se refieren a todo el género humano. Todo el grupo debe tener en cuenta las necesidades y aspiraciones legítimas de los demás grupos; más aún, debe tener en cuenta el bien común de toda la familia humana”[2]. Esta doctrina del Concilio Vaticano II es subrayada por el Catecismo de la Iglesia Católica que nos dice que el bien común supone el respeto a la persona, exige el bienestar social y el desarrollo del grupo mismo e implica la paz, es decir la estabilidad y la seguridad de un orden justo[3]. Estos mismos aspectos los recoge la Doctrina Social de la Iglesia. Todo progreso social debe estar subordinado al progreso personal.

Corresponsabilidad de todos

Con estos presupuestos doctrinales hemos de considerar que no podemos mirar para otro lado ante las injusticias que degradan la dignidad de la persona humana. Son muchos millones de personas que pasan hambre, no tienen las condiciones de higiene necesarias, sin un techo, sin la posibilidad de ser formados y sin acceso al cuidado de la salud.  Damos la impresión que esta dura realidad parece cuestionar nuestras convicciones sólo cuando la vivimos de cerca, mientras que nos dejan intelectualmente tranquilos cuando sucede a miles de kilómetros de nuestras sociedades modernas. Como si la fragilidad y la precariedad de la existencia fuesen circunstancias que damos por descontadas en los países “pobres”, pero retan a nuestras creencias cuando nos afectan a los países “ricos”.

Llamados a ser solidarios

Nuestra corresponsabilidad encuentra cauce de actuación a través de la caridad social. Esta “nos hace amar el bien común y nos lleva a buscar efectivamente el bien de todas las personas, consideradas no sólo individualmente, sino también en la dimensión social que las une”[4]. “Todavía, escribe el Papa, estamos lejos de una globalización de los derechos humanos más básicos. Por eso, la política mundial no puede dejar de colocar entre sus objetivos principales e imperiosos el de acabar eficazmente con el hambre. Porque cuando la especulación financiera condiciona el precio de los alimentos tratándolos como a cualquier mercancía, millones de personas sufren y mueren de hambre. Por otra parte, se desechan toneladas de alimentos. Esto constituye un verdadero escándalo. El hambre es criminal, la alimentación es un derecho inalienable”[5]. En medio de tantas precauciones para evitar los contagios de la pandemia del coronavirus, la campaña de Manos Unidas nos pide contagiar la solidaridad para acabar con el hambre. Esto conlleva la renuncia personal para favorecer el bien colectivo. Así se nos recuerda que “los más favorecidos deben renunciar a algunos de sus derechos para poner con mayor liberalidad sus bienes al servicio de los demás”[6].

¡Pasemos de los dichos a los hechos!

Os saluda con afecto y bendice en el Señor,

+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela.

 

[1] FRANCISCO, Fratelli tutti, 118.

[2] Concilio Vaticano II, Constitución Gaudium et Spes, 26.

[3] Catecismo de la Iglesia Católica, nos. 1906-1912.

[4] Fratelli tutti, 182.

[5] Ibid., 189.

[6] Evangelii gaudium, 190.

¡¡¡AVISOS SEMANALES!!!


La colecta es para apoyar algunos proyectos que MANOS UNIDAS está desarrollando. El lema de este año es: “Contagia solidaridad para acabar con el hambre”. ¡Gracias por vuestra generosa colaboración económica! 


Alguna persona preguntó “si las misas de la televisión tienen validez”. La respuesta es que “no valen”. Es fundamental participar presencialmente en la eucaristía y, para facilitarlo, en la Parroquia hemos ampliado el número de misas. 


El MIÉRCOLES DE CENIZA es día de ayuno y abstinencia. Ese día, tendremos misas a las 9:30, 11:00 y 12:00 de la mañana y por la tarde, como siempre, a las 20:00 h. 


Rogamos que dentro de la iglesia no se charle y no se hagan corrillos; es mejor esperarse fuera. Al salir de la iglesia, igual que hacemos dentro, hay que seguir manteniendo la DISTANCIA DE SEGURIDAD.


Como sabéis, el Jueves, las personas que lo solicitaron recibieron el Sacramento de la Unción de Enfermos, por supuesto tomando las medidas preventivas necesarias. De este hecho se hizo eco la Voz de Galicia, lee la noticia aquí.

¡¡¡JUNTOS LO CONSEGUIREMOS. CAMPAÑA DE MANOS UNIDAS CONTRA EL HAMBRE!!!

Juntos lo conseguiremos.

Manos Unidas-Campaña contra el hambre es una Organización No Gubernamental de desarrollo, católica, de voluntarios, cuya misión es la lucha contra el hambre, la miseria, la desigualdad y la exclusión, y, sobre todo, contra las causas que las producen y las estructuras injustas que las mantienen.

Manos Unidas lleva 62 años con la misión de la lucha contra el hambre y la pobreza y las causas que las producen. Aunque se han producido avances, todavía queda mucho por hacer. Y ahora, más que nunca con esta pandemia que está haciendo retroceder todos estos avances, tenemos que seguir acompañando a nuestros hermanos del Sur en la defensa de una vida digna para todos.

Manos Unidas quiere contribuir, a través de su campaña trienal 2019-2021, a la realización de los derechos humanos; especialmente entre las personas más pobres y vulnerables del planeta. El objetivo general de dicho trienio es “Promoviendo los derechos con hechos”. En 2019 el lema fue “Creemos en la igualdad y la dignidad de las personas”, en 2020 fue “Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú” y este año como fin del trienio el lema es “Contagia solidaridad para acabar con el hambre” Este año la campaña está centrada en nuestra corresponsabilidad en el bien común. Podemos entender el Bien Común como “aquello que redunda en provecho de todos”. Es el esfuerzo colectivo para construir, cada cual, según sus circunstancias, un entorno humano digno que nos permita disfrutar de nuestros derechos. La Solidaridad es un requisito indispensable del Bien Común. Es el valor del compromiso con los demás y consiste en compartir para que el otro pueda disfrutar de las mismas condiciones de una vida digna.

La pandemia del coronavirus ha cambiado nuestra forma de relacionarnos. Todo se centra en no contagiarse o no contagiar. Sin embargo, en Manos Unidas queremos dar, en 2021, un giro a este término y convertirlo en algo positivo, porque también se pueden contagiar cosas positivas, más necesarias ahora que nunca: alegría, emoción, esperanza… y SOLIDARIDAD.

Con “Contagia solidaridad para acabar con el hambre”, Manos Unidas quiere seguir fomentando aquellas actitudes de colaboración que sirvan para frenar la mayor pandemia que sufre el planeta desde hace décadas: EL HAMBRE. Porque el hambre en el mundo es reflejo de la desigualdad que vivimos y, para acabar con ambas es necesaria la implicación de todos en la construcción del bien común a través de la cultura de la solidaridad.



La imagen elegida en 2021 para visibilizar esta tarea es la de un niño, cuya cara y expresión contagia en sí misma alegría y optimismo. Un niño que se está contagiando, también, de la alegría por el regalo de la solidaridad, recibido a través de tantas personas, y que levanta las manos para recibir y empaparse de ese regalo, que se simboliza con la lluvia.

Con esta imagen, Manos Unidas, reconociendo la inmensa solidaridad existente en nuestra sociedad, quiere motivar, en 2021, a que esta siga creciendo, pasando de unos a otros, contagiándose y convirtiéndose en nuestro modo de vida. Porque depende de todos y de cada uno de nosotros.

Solo con la participación de todos es posible caminar hacia un mundo donde los derechos humanos dejen de ser una declaración de intenciones para convertirse en justa realidad. Es lo que nos demandan los socios locales de Manos Unidas y las comunidades a las que representan.

No basta hablar de las nociones de solidaridad y bien común. Hay que creer en ellas.
Y no es suficiente creer en ellas. Hay que trabajar para conseguirlas.

Por eso te invitamos:

CONTAGIA SOLIDARIDAD PARA ACABAR CON EL HAMBRE

Nani Palomo, enlace de Manos Unidas con la parroquia.




¡¡¡NOTA DE PRENSA ENVIADA A LOS MEDIOS RELATIVA A LA CELEBRACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES!!!

 SANTA MARÍA LA MAYOR DE PONTEVEDRA:

CUIDÁNDONOS MUTUAMENTE


El jueves 11 de febrero se conmemorará la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes. Con tal motivo, la comunidad parroquial de Santa María la Mayor de Pontevedra viene celebrando desde el pasado miércoles, 3 de febrero, una novena en su honor, con misas a las 9:30, 11:00 y 20:00 h. en la Real Basílica. El día propio de la fiesta, para facilitar la asistencia de los fieles y evitar las aglomeraciones, serán cuatro las misas en las que se rendirá tributo a la Virgen de Lourdes, 9:30, 11:00, 18:30 (ésta, con intérprete en lengua de signos) y 20:00 h., respetando en todas ellas las medidas legales y recomendaciones sanitarias vigentes para esa jornada.


Unción Comunitaria de Enfermos

Dado que en el año 2020, por causa del confinamiento, no se pudo llevar a cabo la “Pascua del Enfermo” en el sexto domingo de Pascua, como habría correspondido, este sacramento se impartirá el propio 11 de febrero, en la misa de las 11:00 h. La unción de enfermos es uno de los dos sacramentos de curación, los cuales persiguen sanar a las personas de aquel mal que las aflige, ya sea del cuerpo, o del alma.


Jornada Mundial del Enfermo

Ese mismo día, la Iglesia Universal organiza la XXIX Jornada Mundial del Enfermo, en esta ocasión bajo el lema “Uno solo es vuestro Padre y todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,8). Nuestro Arzobispo, D. Julián Barrio Barrio, ha compartido recientemente una carta pastoral para esta Jornada, acordándose de todas aquellas personas que sufren las consecuencias más graves y directas de la pandemia, pero sin olvidar a quienes padecen otras enfermedades. En su mensaje, el Arzobispo pide la intercesión de la Virgen y hace un llamamiento para que la sociedad aprenda a cuidarse mutuamente, preocupándonos unos de otros, mirando al prójimo siempre con una mirada llena de misericordia.


Imágenes

En cuanto a las imágenes de Nuestra Señora de Lourdes y de Santa Bernadette Soubirous, explicar que se veneran en esta iglesia parroquial, en la capilla central de la nave lateral sur, desde el 8 de diciembre de 2014, solemnidad de la Inmaculada Concepción, momento en que fueron bendecidas por el entonces Obispo Auxiliar, D. Jesús Fernández González, quien actualmente rige la Diócesis de Astorga. Fueron talladas por la Comunidad de la Familia Monástica de Belén, de la Asunción de la Virgen y San Bruno, en Francia, y adquiridas con ayuda de una suscripción popular.



¡¡¡CARTA PASTORAL EN EL DÍA DEL ENFERMO!!!

  "Cuidémonos mutuamente”


Queridos diocesanos:

En la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes celebramos la Jornada del Enfermo. Sin duda las consecuencias de la pandemia que estamos viviendo, nos hacen tomar una mayor conciencia de nuestra fragilidad. En este tiempo estamos teniendo muy en cuenta a los contagiados por el coronavirus sin olvidar a quienes están afectados por otras enfermedades. Hemos lamentado dolorosamente la soledad en que muchos enfermos se han encontrado incluso en el momento de su muerte. “La cercanía, de hecho, es un bálsamo muy valioso, que brinda apoyo y consuelo a quien sufre en la enfermedad”[1], manifestando la dependencia que tenemos y sentimos entre nosotros. Todos nos necesitamos y la fuerza del Señor nos ayuda a mantenernos unidos. “Uno solo es vuestro Padre y todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,8), nos recuerda el Papa en su Mensaje para esta Jornada. Este convencimiento ha de motivarnos a ser misericordiosos como nuestro Padre Dios, viendo a los otros con los ojos de nuestro corazón y amándonos unos a otros como el Señor nos ama (cf. Jn 13,34) y cuidándonos mutuamente.


Buenos samaritanos con la fe, la esperanza y la caridad


De manera especial ante las personas enfermas nuestra actitud ha de ser la del Buen Samaritano. “Jesús propone detenerse, escuchar, establecer una relación directa y personal, sentir empatía y conmoción por él o por ella, dejarse involucrar por su sufrimiento hasta llegar a hacerse cargo de él por medio del servicio (cf. Lc 10,30-35)”[2]. La fe, la esperanza y la caridad han de tejer la alfombra que pisemos ante el sufrimiento y los enfermos.


La fe cristiana nos ayuda a percibir en la obscuridad del dolor la luz de Cristo Resucitado y no hace promesas de un futuro mejor a expensas de la realidad presente. Los creyentes en Cristo “sufren con los que sufren” (Cf. 1Cor 12,26), toman en serio el dolor del prójimo, les conmueve y les empuja a hacer algo por remediarlo. Esta fe nos urge a hacernos cargo del impacto lacerante causado por la enfermedad y no necesita del sufrimiento para revalorizarse. Dios no aguarda detrás de la desgracia para que los hombres terminen adorándole. Nuestro dolor es el suyo[3]. Él quiso hacerse uno de nosotros experimentando el dolor y la muerte, y entregó su vida para que nosotros la tengamos en abundancia. En medio del dolor nuestra fe debe permanecer serena en el Sí de Dios que no nos protege inmunes de la desgracia pero nos hace salir de nuestros cobertizos personales e institucionales para hacerlo presente en todos los sufrimientos. Permanecer en la fe implica seguir las huellas del Crucificado y Resucitado. Él está presente en quienes ven resquebrajarse el suelo sobre el que se apoya su vida. A nadie como al cristiano le debe doler tanto el dolor de los demás, pero ese dolor nunca será piedra de tropiezo o escándalo para desconfiar de Dios.


Nuestra esperanza es serena: tiene la certeza de que “nada nos separará del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús”, ni siquiera esta muerte temporal (Cf. Rom 8,35). Queridos enfermos, os animo a contemplar la figura de Cristo resucitado mostrando las palmas de sus manos. En ellas reconoceremos tatuado el Sí definitivo del Padre a su Hijo Jesucristo, y a todos nosotros, sus hijos. Esas manos son signo de que el amor del Padre es más fuerte que la muerte: “Mirad mis manos y mis pies, soy yo en persona” (Lc 24,39). Quienquiera que las contemple podrá reconocer en ellas todo el peso del dolor del mundo y también el realismo de la esperanza. Quien las está ofreciendo ha experimentado en propia carne la muerte y es el que nos puede decir: “Estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos” (Ap 1,18). En su resurrección todos viven de su presente eterno y sus nombres quedan inscritos en el libro de la vida. Nuestras vidas están tatuadas en Dios: “Yo te llevo grabada como un tatuaje en mis manos” (Is 49,16). En las llagas gloriosas del Señor están todos los nombres. Esta es nuestra esperanza.


“La fe actúa mediante la caridad” (Gal 5,6). En tiempos de tribulación, permanezcamos en la fe, que no es la quietud de un fervor individualista, sino el hacernos prójimos de todos con la caridad que “es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión”[4]. Quien ama a ejemplo de Jesús alivia el sufrimiento y enjuga las lágrimas sin pensar en sí mismo y sin esperar a que se lo pidan.


A vosotros, queridos enfermos y enfermas, os tengo muy presentes en mi oración con la intercesión de la Virgen María, salud de los enfermos. Os saluda con todo afecto y bendice en el Señor,

+ Julián Barrio Barrio,

Arzobispo de Santiago de Compostela.




[1] FRANCISCO Mensaje para la XXIX Jornada Mundial del enfermo, 11 de febrero de 2021, 3.


[2] Ibid., 1.


[3]“Dios no puede padecer, pero puede compadecer. El hombre tiene un valor tan grande para Dios que se hizo hombre para poder compadecer Él mismo con el hombre, de modo muy real, en carne y sangre, como nos manifiesta el relato de la Pasión de Jesús. Por eso en cada pena humana ha entrado uno que comparte el sufrir y el padecer; de ahí se difunde en cada sufrimiento la consolatio, el consuelo del amor participado de Dios y así aparece la estrella de la esperanza”: BENEDICTO XVI, Spe salvi, 39.


[4] FRANCISCO, Mensaje para la Cuaresma del 2021, 3.

¡¡¡AVISOS SEMANALES!!!

 CÁRITAS

La COLECTA del primer domingo de mes es para que Cáritas pueda atender a las familias necesitadas de la Parroquia. También agradecemos que las prendas que se depositen en el CONTENEDOR DE CÁRITAS estén en buen estado; usadas… pero en buen estado. Se admiten zapatos que NO estén rotos. Es importante que todo se introduzca en bolsas pequeñas, dentro del contenedor.


NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

Os animamos, ahora con más motivo, a participar en la NOVENA DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES en la que oramos por todos los enfermos, las familias que los cuidan, el personal sanitario y por nuestras autoridades, para que sean humildes y se dejen iluminar por Dios.


El día de la fiesta, el jueves 11 de febrero, se celebra la JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO. El lema de este año es: “Uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos”. Para favorecer la participación en la eucaristía, dicho jueves tendremos misas a las 9:30 y 11:00 de la mañana, y a las 18:30 y 20:00 h. de la tarde.


En la misa de las 11:00 h. habrá celebración comunitaria de la UNCIÓN DE LOS ENFERMOS y en la de las 18:30 tendremos servicio de interpretación en lengua de signos.


Si conoces alguna persona que, por estar encamada o enferma, no vaya a venir estos días de la novena, se puede traer UNA FLOR CON SU NOMBRE para ponerla a los pies de la imagen de la Virgen de Lourdes y así tenerlos más presentes en nuestra oración.


SOMOS IGLESIA ABIERTA Y PRESENCIAL

Desde que empezó la pandemia, nuestra parroquia de Santa María la Mayor nunca ha cerrado. Nos hemos ido adaptando a las medidas legales y sanitarias pero la Iglesia nunca ha cerrado para favorecer un espacio de silencio y oración, de encuentro con Dios y con los demás.

Hemos mantenido las celebraciones y todos los sacramentos, también la labor caritativa y asistencial, así como la catequesis y la formación. También hemos potenciado otros medios telemáticos de información aunque seguimos apostando por el trato directo y presencial.

Esta aclaración es oportuna porque algunas personas preguntan si funciona el Despacho Parroquial, si hay que pedir cita previa o si los sacerdotes están disponibles para atender a cualquier enfermo de Covid u otras dolencias. ¡Así es! Además, gracias a la generosidad de muchos laicos, todo sigue abierto y funcionando dentro de la legalidad y prudencia sanitaria. ¡Más que nunca todos los católicos hacemos posible que la Iglesia sea hospital de campaña! ¡Somos parroquia de guardia!


OTROS AVISOS

Además del servicio de préstamo de libros y música en el despacho parroquial, también hay disponibles audiovisuales.










¡¡¡LINFOCITOS!!!

 Los linfocitos son parte del sistema inmunitario y, en esta pandemia, están llamados a hacer “horas extra”. Parece que ese es uno de los posibles efectos de las vacunas anti covid, propiciar que se generen linfocitos que paren la expansión del virus. O eso al menos he creído entender leyendo alguna noticia sobre el particular.


En nuestras parroquias contamos con unos peculiares “linfocitos”, los fieles que de manera generosa y desinteresada ayudan a desinfectar el templo después de cada celebración. Sin esta colaboración imprescindible no podríamos mantener el culto público, sino que habría que volver al estado de “catacumbas” vivido durante un tiempo a partir de mediados de marzo del pasado año.


La relación entre protección de la salud y fe es un aspecto concreto del lazo que vincula a la razón con la fe, a lo humano con lo divino. En términos teológicos esa conexión se ve regulada por lo que enseña el concilio de Calcedonia acerca de la correspondencia que, en la persona de Jesucristo, se da entre la naturaleza divina y su naturaleza humana: “sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación”. Las propiedades de cada una de las naturalezas “de ningún modo queda suprimida por su unión”.


La observancia en los templos de las medidas sanitarias - uso de mascarilla, distancia social, higiene de manos, desinfección… - viene urgida por nuestra condición humana y por la consiguiente aplicación de lo que la razón dicta: hacer caso a los expertos en medicina. En absoluto esa observancia se opone a la fe, sino que se une a ella, ya que Dios cuenta con que nuestra respuesta a él – y eso es creer – asuma la realidad de lo que somos; por tanto, también nuestra inteligencia.


La posibilidad de celebrar el culto, en especial la Santa Misa, con la asistencia libre de los fieles es decisivo para la vida de la Iglesia. Verse privados de esa posibilidad a largo plazo supondría un grave daño. De ahí la importancia de procurar con esmero que las iglesias sigan siendo, como lo han sido hasta ahora, lugares seguros desde la perspectiva sanitaria.


Comentando con una feligresa mi preocupación por la ausencia de algunos fieles en la Santa Misa, ella me contestó con gran convicción: “Si tienen fe, en cuanto puedan volverán”. Tiene razón. Aquellos que no acuden a la celebración para preservar su salud si tienen fe echarán de menos la participación en el culto. Si tienen fe, volverán en cuanto les sea posible.


Esta pandemia está resultando un crisol para todos; nos pone a prueba, nos obliga a verificar la autenticidad de nuestro compromiso concreto con Jesucristo y con su Iglesia. “Si tienen fe, volverán”.


En nuestras parroquias estos feligreses que actúan como linfocitos contribuyen desde lo pequeño a que se haga presente lo más grande, la cercanía de Dios, su visita en los sacramentos. “Id a prepararnos la Pascua”, le dijo Jesús a Pedro y a Juan. Y así lo hicieron, en “una habitación grande amueblada con divanes”.


Son muchos los fieles que han intensificado su colaboración con las parroquias, dedicando su tiempo, su trabajo y hasta su dinero. Dios se lo pagará como solo Él sabe hacerlo.


Guillermo Juan Morado


Artículo publicado en Infocatólica