por Jose Mª Goyanes
Como culminación a las obras realizadas en los flancos occidental y meridional de Santa María la Mayor, el pasado 4 de noviembre tuvo lugar en la basílica una conferencia que, bajo el título de «CUIDAR LO ETERNO», nos dejó patente a los asistentes el alcance y la calidad de los trabajos de restauración y reparación que mantuvieron a nuestra iglesia medio andamiada más de nueve meses.
Comenzó la exposición la arquitecta Dolores Tobío Sueiro para dar una visión general de las actuaciones realizadas y, en particular, de las poco perceptibles desde el exterior, pero básicas para la conservación integral del edificio, como fueron la total renovación de la techumbre del ábside y del faldón de la nave meridional. Además, puso en relieve la importancia de llevar un mantenimiento regular con el fin de aumentar la duración de las importantes mejoras llevadas a cabo.
Continuó la charla Carlota López Brea, restauradora y conservadora de bienes culturales, con una explicación detallada con fotografías del proceso de eliminación de la vegetación, de los excrementos de aves y de las restauraciones antiguas inapropiadas en el pórtico y en las cresterías laterales, actuaciones que condujeron a recuperar el esplendor que todos ellos aún mantienen después de más de cuatro siglos.
Por su parte, el párroco Javier Porro Martínez, agradeció los trabajos realizados y el apoyo económico de la Xunta de Galicia, bajo cuya financiación se llevaron a cabo. Asimismo, resaltó que el valor patrimonial que hoy en día conserva Santa María la Mayor es el fruto de la importancia espiritual que ha tenido a lo largo de casi medio milenio, y que mantener ambos valores —el religioso y el cultural— debe ser el objetivo de todos.
Finalizó el acto con la intervención de María Isabel Couselo Torres, directora territorial de la Consellería de Cultura, Lingua e Xuventude, quien confirmó el compromiso de la Xunta de Galicia con el patrimonio cultural pontevedrés y, especialmente, con la continuación de las obras de restauración en el lateral septentrional de la basílica.
Quedamos todos, pues, a la espera de que pronto volvamos a ver alzados los andamios en los muros más umbríos que aún aguanta la Real Basílica de Santa María la Mayor.