¡¡¡DE LA CUARESMA A LA PASCUA!!!

Ayer, en un grupo de whatssap, algunas amigas comentábamos nuestra común preocupación por cómo va a cambiar la sociedad tras esta pandemia. Nos preguntábamos si realmente seremos capaces de sacar un aprendizaje positivo de todo esto o si a la vuelta de cierto tiempo todo volverá a lo mismo de antes. Todos deseamos que, cuando esto termine, hayamos mejorado no sólo a nivel individual sino como sociedad. 

Todo esto me ha hecho pensar puede que el hecho de que el inicio de esta cuarentena coincidiera con el tiempo de Cuaresma no fuera una casualidad. Como nos recordaba el Padre Raniero Cantalamesa en la homilía de Viernes Santo, lo que algunos llaman casualidad, la Biblia lo llama "sabiduría de Dios" y yo así lo creo.

La Cuaresma es un tiempo de arrepentimiento y conversión. Arrepentimiento del mal que hacemos o del bien que dejamos de hacer y, está claro que, nuestras acciones individuales y colectivas están haciendo mucho daño, no sólo al planeta que es un regalo de Dios que parece que no valoramos pues si lo consideráramos un bien preciado lo cuidaríamos como "oro en paño" y, por los resultados que estamos viendo, éste no es el caso. Pero no sólo dañamos al planeta, estamos aniquilando al hermano, despreciando a los más desfavorecidos, matando su dignidad, ninguneando sus necesidades, ofendiendo a Dios e ignorando Su mandato:  "amaros los unos a los otros como Yo os he amado".No me imagino para nada que el amor de Dios hacia nosotros sea, ni parecido, al nuestro hacia los hermanos.




En Cuaresma se nos invita a hacer ayuno, limosna y oración. Pues bien, este parón en nuestras vidas, aunque obligado por las circunstancias por todos conocidas, es propicio para cumplir estas tres cosas.


  • AYUNO. Esto es fácil ya que esta situación nos obliga a prescindir de todo lo superficial que rodea nuestra vida y a quedarnos con lo esencial, lo elemental y necesario para vivir. Ahora bien, de nosotros depende el sentido que queramos darle a este ayuno y el aprendizaje que saquemos de él.


  • LIMOSNA. La situación de confinamiento nos ayuda mucho a entender el verdadero sentido de la limosna cristiana. Al no salir a la calle no podemos darle unas monedas a aquellas personas que pedían sentadas en una esquina. Esta acción, soltar unas monedas en una caja o plato, sin ni siquiera mirar a la cara de la persona que pide, puede que calme la conciencia de algunos y piensen que así ya cumplen pero no han entendido nada. ¿Donde dice la Biblia que Jesús daba monedas a los necesitados?Jesús miraba a los ojos a las personas, hablaba con ellas, preguntaba cuales eran sus necesidades y actuaba. Pues incluso ahora, en nuestra actual situación, ésta sigue siendo la forma de dar limosna. Es cierto que no nos podemos tocar pero sí escuchar, hablar y actuar. La tecnología está hoy día a nuestro servicio; una llamada a aquellas personas más vulnerables, un vecino, un familiar, un amigo, etc. Preocuparse, interesarse por ellos, romper por unos minutos esa rutinaria soledad simplemente para hablar. Esa es una buena forma de dar limosna.


  • ORACIÓN. Algunas personas ven en tanto tiempo libre, una losa que les pesa, les agobia, les aburre y sin embargo, otras ven una oportunidad preciosa de encontrarse con Dios con más tiempo y calma que de ordinario. Una oportunidad para velar por los demás, por ejemplo, pidiéndole al Señor que acompañe a aquellos enfermos que, en las UCIs, en las residencias de ancianos, en sus propias habitaciones deben estar aislados y se sienten tremendamente solos. Es un oportunidad no sólo para la oración personal sino para orar también en comunidad, para compartir meditaciones, reflexiones, oraciones en grupo utilizando las distintas opciones tecnológicas. Si todos supiéramos el poder que tiene la oración, no tendríamos tantos grupos de whatssap que comparten chistes y cosas superficiales y tendríamos al menos un grupo para orar y pedir por los demás..." Pedid y se os dará" ha dicho Jesús.

Esta cuarentena es una oportunidad para vivir bien la Cuaresma. Algunos podéis pensar ¿Pero la Cuaresma ya acabó, ahora es Pascua? Es cierto, la Cuaresma como tiempo litúrgico ya acabó pero: 

  • ¿Acaso nuestra vida no es una continua Cuaresma? 
  • ¿ No debemos arrepentirnos y convertirnos a diario? 
  • ¿ No debemos ayunar de cosas vanales, dar limosna de amor y orar todos los días?


También podéis pensar ¿Entonces nunca es Pascua? ¿ Nunca llegará la alegría de la Resurrección? Pues también todos los días es Pascua. Nuestra vida, nuestro día a día, es un continuo fluir de Cuaresmas y Pascuas. La conversión de la Cuaresma nos lleva al Señor que es la Luz Pascual. 




Ana Penas