por Almudena Ocejo
Si tenemos que pensar en unas palabras que nos muestren como era María, estas serían:
Generosidad, gran corazón, carácter, trabajo en equipo, compromiso, parroquia, estricta, organizada, sentido del humor, compañera, familia, Soutomaior, amigas, Aguete...
María era una persona de carácter y estricta, pero a la que se le ablandaba el corazón ante el sufrimiento de las personas y sus carencias. María era muy sensible a situaciones precarias de las familias de las que ella se encargaba, a veces sin decir nada.
Siempre recordaremos a María con su cartera en la mano y la libreta de los paquetes de alimentos, y allí sentada en un extremo de la mesa del almacén cantando los alimentos que había que meter en la caja de cada familia en su libreta, teniendo especial atención a niños y mayores .
Eso sí, tenía que acabar con tiempo suficiente para ir a casa a cambiarse para acudir a misa de 20:00h y presentarse ante el Señor.
Su profesión de maestra le hizo conocer a muchas generaciones de las cuales también se preocupó durante su docencia. Además, echó mano de las relaciones personales que estableció durante ese periodo, para ayudar a los niños de Cáritas con lo necesario para el curso escolar.
En las reuniones en la Casita del Sacristán, donde antes hacíamos la acogida, escuchando a las personas que aguardaban, visitando a las familias... María sembraba esperanza y les hacía parte de la comunidad con todos sus gestos.
También disfrutaba participando en los Encuentros de Voluntariado Interparroquiales en Raiña da Paz compartiendo experiencias y formación.
Todo esto no le hacía descuidar a su familia para la que preparaba con cariño comidas los domingos en su querido Soutomaior o sus paseos por Aguete en verano por la mañana temprano.
Estos días nos han llegado palabras de agradecimiento y recuerdo hacia María de personas de Cáritas con las que ella estuvo cercana y pendiente en momentos de necesidades urgentes; otras personas recordaban con cariño las charlas con ella cuando recogían el paquete o cuando se paraban por la calle; y todos nosotros recordaremos sus gestos, sus salidas, su constancia en el encuentro con Dios y su ejemplo de entrega a los más desfavorecidos.