RESTAURACIÓN DEL CRISTO DEL BUEN VIAJE!!!


Este jueves, 2 de noviembre, se conmemora a todos los fieles difuntos. Precisamente, el Cristo del Buen Viaje, que desde julio se encuentra en restauración, presidía el viejo cementerio parroquial, alrededor de la Real Basílica, con la vocación de ser testigo, compañero y guía para aquellos difuntos que entraban a enterrarse en este camposanto, brindándoles una buena muerte, esto es, el buen viaje, verdadero y último.


Este año, el Cristo del Buen Viaje no podrá estar presente para esta ocasión tan oportuna, debido a que los trabajos de restauración, a cargo de BIC Materiales y Conservación SL, que inicialmente se preveía que tuviesen una duración próxima a un mes, se están demorando más de lo esperado, debido al deterioro de la imagen. Esta intervención se ha podido asumir económicamente por la Parroquia, gracias a la colaboración e implicación de muchas personas, por ejemplo, todos quienes contribuyeron con el mercadillo organizado hace un par de años en Navidad, en beneficio de esta restauración. De los cerca de 5.000 € que se deben desembolsar por los gastos generados durante la restauración, en aquel mercadillo se logró conseguir prácticamente la mitad de estos fondos. Ahora bien, todas las personas interesadas en apoyar esta restauración, todavía pueden hacerlo haciendo click en el siguiente icono, o dejando su aportación en Despacho Parroquial o en los cepillos de la iglesia.


El Proyecto de Restauración
Se trata de una talla policromada, tallada sobre madera de castaño y pintada al óleo con veladuras, muy necesitada de limpieza, principalmente, debido a encontrarse a la intemperie, a merced de los cambios de temperatura y humedad, sin olvidar tampoco las agresiones sufridas en los años 1996 y 2000, a consecuencia de las cuales se tomó la decisión de colocar el actual enrejado. Parte de la policromía se ha perdido o agrietado, tanto por estas razones, como por la detección de ataque de xilófagos en la madera, así como de hongos en la capa de preparación; mientras que algunas capas pictóricas muestran una coloración azul-verdosa que se tratará de corregir mediante esta intervención.


La intervención
La pieza ha sido retirada y trasladada al taller de restauración, donde en primer lugar ha sido sometida a un shock térmico, para eliminar la presencia de xilófagos. Después, fue sometida a un estudio a través de luz ultravioleta, para detectar posibles repintes anteriores y, a poder ser, la capa de pintura original. Acto seguido, y tras una limpieza inicial de polvo y suciedad superficial, se ha procedido a fijar la pintura mediante papel japonés y cola de conejo, a fin de evitar nuevas pérdidas de la misma. Conseguido esto, se retirarán papel y excesos de cola, para proceder a consolidar el soporte mediante inyecciones de Paraloid en tolueno, aprovechando para ello las galerías abiertas por los xilófagos.



Luego se eliminarán los estucados y reintegraciones de intervenciones anteriores que se hayan en mal estado. En cuanto a los repintes, se estudiará mediante catas, cuáles de ellos eliminar, siendo el más llamativo de todos el de la corona de espinas. Igualmente se retirará la capa de protección desigual.


Las lagunas cromáticas y pérdidas volumétricas serán estucadas y reintegradas, respectivamente. La pintura se realizará con pigmentos al barniz, siguiendo la técnica de tinta plana; mientras los tonos azulados se aliviarán mediante veladuras. El hierro oxidado, en los clavos, se lijará y limpiará con acetona, transformando los óxidos en una pátina estable, para recubrirlos después con resina acrílica y cera microcristalina. Para terminar, toda la pieza se protegerá con barnices naturales.


La leyenda… y la historia real
Cuenta la tradición que ante el Cristo del Buen Viaje oraban los marineros, cada mañana temprano, antes de salir a faenar en sus embarcaciones, cuando la iglesia estaba cerrada. Venían a pedirle una buena singladura: de ahí la advocación del “buen viaje”. Sin embargo, esta narración no es cierta. Los datos del archivo parroquial corroboran cómo esta imagen fue colocada en 1831, presidiendo el cementerio parroquial, que entonces se extendía alrededor de la iglesia y junto a la puerta por la que salían los féretros una vez terminado el funeral, conduciendo a los difuntos a su última morada. En realidad, la advocación de este Cristo estaría aludiendo a ese otro viaje, el definitivo: por eso comparte iconografía con el Cristo de la Buena Muerte, con un Jesús crucificado, con su cabeza ladeada y caída sobre su hombro derecho.

Varios hechos históricos contradicen el relato popular. En 1831, la pesca en Pontevedra era apenas un vago reflejo de tiempos más boyantes, como los protagonizados en el siglo XVI, luego de la crisis de las pesquerías, ocurrida hacia el ecuador del siglo XVII, a consecuencia de la sedimentación del río Lérez. Es más, la capilla del Cristo del Buen Viaje no estaba abierta, como hoy en día, sino tapiada mediante dos muros de piedra que convergían en una pequeña puerta esquinera. Hay que esperar a mediados del siglo XX, cuando se sustituyó el cierre de cantería por una balaustrada baja de forja.



Un Cristo de película, para una iglesia de novela
Algunas secuencias de la serie televisiva “Los Gozos y las Sombras”, rodada en Pontevedra y emitida por Televisión Española en 1982, se ambientan a los pies del Cristo del Buen Viaje, con la Real Basílica haciendo las veces de la iglesia parroquial de Santa María de la Plata, el centro espiritual de la urbe ficticia Pueblanueva del Conde. Su guion está basado en la novela homónima de Gonzalo Torrente Ballester. Otra de las obras literarias más notables de este autor ferrolano es “La saga/fuga de J. B.”, donde Santa María la Mayor sirvió de modelo para la Santa Colegiata Basílica del Santo Cuerpo de Castroforte del Baralla, trasunto de Pontevedra, mientras que la reliquia de Santa Lilaila de Éfeso, robada al inicio de la novela, constituye un eco literario del Cristo del Buen Viaje.