¿Sabías que, según la tradición, el perro de San Roque se llamaba Melampo? La representación iconográfica del Santo de Motpellier coloca a Melampo a sus pies, con algo de alimento en la boca, para alimentarlo después de que enfermara y tuviera que retirarse para no contagiar a los demás. ¡Qué buen ejemplo de responsabilidad para que seamos prudentes en estos momentos!
Desde mediados de marzo, la imagen de San Roque que habitualmente está en su capilla, la hemos tenido en lugar destacado en la Basílica de Santa María la Mayor. Ya que durante el confinamiento la legislación permitía tener las iglesias abiertas, nos parecía oportuno darle, junto a San Sebastián, un protagonismo especial, para que todos los vecinos de nuestra cuidad supieran que había un numeroso grupo de cristianos que, a diario, desde sus domicilios, estuvimos orando a Dios en este tiempo de sufrimiento para muchos.
Durante el confinamiento, una mujer que salía con su perro a la calle, al ver la iglesia abierta, se asomó y la invité a entrar. Me objetó que iba con su perro, y le manifesté mi parecer de que estaba seguro que a Dios no le iba a importar. Perro y dueña entraron en la iglesia, se acercaron, y ambos estuvieron en silencio contemplativo ante san Roque y Melampo. Cuando se marcharon pensé que, igual que Melampo acompañó y socorrió a San Roque cuando estaba necesitado de afecto y alimento, así sigue sucediendo hoy con tantas personas que viven acompañadas por su mascota.
Hace unos años, una persona con depresión que vivía sola, me pidió permiso para traer a su perro a misa. Ella no se relacionaba con su familia y no tenía con quien dejarlo. Dicho perro se portaba muy bien en la iglesia, mejor que algunos adultos. Lo que me dolió fue que alguna persona arrugó el hocico al ver que tenía mi permiso para estar en la misa con su dueña; me entristeció que no se acercaran a esa persona que estaba sola y con serios problemas de salud para ayudarla.
Si tienes perro, te invito a venir con él a la Basílica a visitar a San Roque y a Melampo. Este año, por razones evidentes, no podremos hacer la procesión el día 16, pero te animo a venir especialmente si te sientes un poco perro o te duele la vida perra que llevas. ¡La Iglesia, sacramento de Jesucristo, te recibe con los brazos abiertos! Puedes venir por curiosidad, para ver la imagen del Santo, para pensar en tu vida o para hablar con Dios. También habrá sacerdotes todo el día para que te escuchen y confesarte si lo deseas. ¡Líbranos de peste y males, Roque santo y peregrino!